Mapa Perills

Mapa de Peligros Alimentarios

Las biotoxinas marinas son compuestos tóxicos producidos por algunas especies de microalgas, principalmente del grupo de las diatomeas y los dinoflagelados que se acumulan en los moluscos bivalvos, crustáceos, gasterópodos y peces. Los dinoflagelados son responsables de la producción de la mayoría de estas toxinas, aunque sólo unas pocas docenas de especies de los millares de dinoflagelados identificados hasta ahora se sabe que producen estos metabolitos tóxicos. Los episodios tóxicos se producen principalmente con el incremento significativo de la concentración de una población de alguna de las especies tóxicas en aguas marinas, de manera que se origina una acumulación de biotoxinas en los organismos marinos.

Las biotoxinas marinas se clasifican en diez grupos: azaspirácidos (AZA), brevetoxinas (BTX), iminas cíclicas (IC), ácido domoico (DA), ácido ocadaico (OA), ciguatoxinas (CTX), pectenotoxinas (PTX), saxitoxinas (STX), yesotoxinas (YTX) y tetrodontoxinas (TTX), que causan diferentes síntomas. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) estableció el año 2009 dosis de referencia aguda (ARfD) para algunas de estas toxinas.

Para los azaspirácidos (AZA), el límite es de 0,2 µg/kg peso corporal, mientras que para el ácido ocadaico (OA) y los sus análogos es de 0,3 µg/kg peso corporal. El ácido domoico (DA) y sus isómeros tienen un límite de 30 µg/kg peso corporal. En el caso de las saxitoxinas (STX), el límite es de 0,5 µg/kg, y para las pectenotoxinas (PTX) es de 0,8 µg/kg peso corporal. Finalmente, las yesotoxinas (YTX) tienen un límite de 25 µg/kg peso corporaly la tetradotoxina (TTX) de 0,25 µg/kg peso corporal. Otros grupos, como las brevetoxinas (BTX) y las iminas cíclicas (IC), todavía no tienen límites de ingesta establecidos por la EFSA.

Las biotoxinas marinas suponen un riesgo alimentario dado que se acumulan en productos de la pesca, y dan lugar a diferentes síntomas y grados de intoxicación (desde síntomas leves hasta la muerte) dependiendo de la naturaleza de la toxina consumida, la concentración y las características del consumidor afectado. En función de la sintomatología que provocan las biotoxinas marinas se clasifican en los siguientes grupos:

  • ­ Intoxicación paralizante por marisco (PSP): causada por neurotoxinas alcaloides solubles en agua que se acumulan en mariscos, especialmente en moluscos bivalvos. La principal toxina implicada es la saxitoxina (STX) y la sintomatología es variada, con síntomas entre un ligero hormigueo y la parálisis respiratoria entre 2 y 12 horas después del consumo.
  • ­ Intoxicación amnésica por marisco (ASP): el cuadro clínico no siempre incluye la amnesia, y destaca la neurotoxina ácido domoico (DA), que es soluble en el agua y no proteica.
  • ­ Intoxicación diarreica por marisco (DSP): principalmente asociada al consumo de bivalvos y causada por un grupo de toxinas de tipo poliéter solubles en lípidos que incluye el ácido ocadaico (AO) y las dinofisistoxinas (DTX).
  • ­ Intoxicación neurotóxica por marisco (NSP): en este grupo se incluyen toxinas de tipo poliéter solubles en lípidos denominadas “brevetoxinas”, que son tóxicas para peces, pájaros y mamíferos, pero no para bivalvos.
  • ­ Intoxicación azaspirácida por marisco (AZP): causada por la toxina azaspirácida, soluble en lípidos y otros derivados (AZAs).
  • ­ Intoxicación de ciguatera por consumo de pescado (CFP): causada por la ciguatoxina; sus síntomas pueden ser tanto agudos como crónicos y pueden comprender efectos gastrointestinales, cardiovasculares o neurológicos. Es la biotoxina marina que presenta más casos por todo el mundo.
  • ­ Intoxicación por tetradotoxina (TTX): se encuentra principalmente en peces globo; esta toxina puede ser letal y causa síntomas como parálisis, dificultad respiratoria y, en casos graves, la muerte.

Las biotoxinas marinas son contaminantes químicos producidos por ciertos tipos de microalgas. El clima y la temperatura de los ambientes acuáticos influencian el crecimiento de estos microorganismos productores, que en ocasiones pueden llegar a formar las denominadas “mareas rojas”, a causa de su crecimiento descontrolado, y pueden afectar a los organismos marinos que se alimentan, bioacumulando cantidades más elevadas de toxinas.

Los moluscos más frecuentemente implicados son las almejas, los mejillones y, ocasionalmente, las conchas de peregrino y las ostras. En este grupo de moluscos se han descrito las intoxicaciones paralizantes (PSP), diarreica (DSP), neurotóxica (NSP) y amnésica (ASP).

Las ciguatoxinas se acumulan a lo largo de la cadena trófica marina, y se han descrito hasta 400 especies de peces de aguas tropicales y subtropicales como potenciales portadores de ciguatoxina. Entre estos destacan la barracuda, el mero, la serviola o la caballa.

Según el Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (RASFF), en Europa se produjeron, entre los años 2020 y 2023, dos alertas por la presencia de toxinas PSP, siete alertas por la presencia de toxinas DSP, dos alertas por la presencia de toxinas ASP y una por ciguatera. Los principales alimentos implicados fueron moluscos bivalvos.

La intoxicación por biotoxinas marinas presenta una amplia distribución geográfica: se describen casos en Japón, Europa, Sudamérica y Nueva Zelanda. Las intoxicaciones por biotoxinas marinas en mariscos representan el 7,4% de las intoxicaciones de origen marino en los Estados Unidos.

Los moluscos bivalvos, los equinodermos, los tunicados, los gasterópodos marinos y los peces son susceptibles de acumular biotoxinas. Las intoxicaciones por biotoxinas marinas no están exclusivamente relacionadas con los mariscos, ya que los peces también pueden ser vectores de los contaminantes. Estos se encuentran asociados principalmente a ciguatoxinas y, en menor medida, a las DSP a causa del consumo de dinoflagelados tóxicos.

La principal medida preventiva para evitar intoxicaciones es el control del agua de las zonas de producción y extracción de marisco con el fin de detectar episodios de contaminación, hecho que comporta el cierre de las zonas y la prohibición de la extracción y comercialización del marisco.

La Comisión Europea emitió, el año 2017, una guía de principios de buenas prácticas para la clasificación microbiológica y la monitorización de las áreas de producción de moluscos bivalvos. En esta se hace énfasis en la necesidad de monitorizar la presencia y concentración de toxinas en ambientes acuáticos con el fin de tomar las medidas adecuadas, clasificando las zonas de producción en A, B y C. Las zonas clasificadas como A presentan una contaminación más baja por biotoxinas marinas, mientras que las zonas clasificadas como C presentan una contaminación más alta.