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Mapa de Peligros Alimentarios

El estaño es un metal que se caracteriza por ser blando, flexible y resistente a la corrosión que se encuentra en el medio natural tanto en formas orgánicas como inorgánicas. Las formas inorgánicas de estaño se utilizan habitualmente como recubrimiento protector en latas y otros objetos metálicos. Los compuestos de estaño orgánico (CEO) se han empleados durante años como agentes antibioincrustantes en el recubrimiento de buques de barcos y equipos marinos, gracias a sus propiedades biocidas contra bacterias, hongos, algas y moluscos. Este uso está prohibido en la Unión Europea desde el 2003.

Dado que el estaño inorgánico es poco tóxico, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) evaluó en 2004 los compuestos de estaño orgánico más tóxicos y recurrentes en los alimentos, estableciendo una ingesta diaria tolerable (IDT) de 0,25 µg/kg de peso corporal/día para la suma de tributilestaño (TBT), dibutilestaño (DBT), trifenilestaño (TPT) y di-n-octilestaño (DOT).

Los estudios toxicológicos disponibles se basan en la evaluación de compuestos de estaño orgánico. Concretamente, los efectos agudos se caracterizan por la neurotoxicidad y hepatotoxicidad (principalmente por TBT y DBT), así como por toxicidad gastrointestinal y cambios hematológicos en dosis elevadas.

En cuanto a los efectos a largo plazo de estos compuestos, el principal es la inmunotoxicidad, seguido de la disrupción endocrina y la toxicidad tiroidea, principalmente vinculada al TBT.

El estaño metálico no es muy tóxico debido a que es pobremente absorbido en el tracto gastrointestinal. Los estudios de seres humanos y animales han demostrado que la ingesta de grandes cantidades de compuestos inorgánicos de estaño puede producir dolores de estómago, anemia y alteraciones del hígado y los riñones.

La presencia natural del estaño en el medio y el uso que han hecho los humanos lo ha convertido en un contaminante ubicuo. De esta forma, los humanos están expuestos al estaño mediante el consumo de alimentos, la inhalación o la absorción dermatológica. Lo que más preocupa por sus efectos y ocurrencia son los compuestos de estaño orgánico, que se encuentran principalmente en los productos pesqueros.

Según los datos del Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (RASFF), desde el año 2020 no se ha comunicado ninguna alerta por presencia de estaño en alimentos.

De acuerdo con los datos obtenidos del informe de cooperación científica (SCOOP) de la EFSA, elaborado en 2003, se determinó que los alimentos principales asociados a la presencia de estaño son el pescado (tanto silvestres como de piscifactoría), moluscos, crustáceos, cefalópodos y equinodermos. El principal compuesto de estaño orgánico detectado es el tributilestaño (TBT).

El uso de estaño para el recubrimiento de latas puede ser una fuente de estaño inorgánico en alimentos. Esta presencia puede reducirse si se aplica un lacado mediante un recubrimiento interior que evite la disolución de estaño en el contenido alimentario en determinadas condiciones. Actualmente, en la Unión Europea todas las latas de bebida están lacadas.