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Mapa de Peligros Alimentarios

Hexaclorobenceno (HCB)

El hexaclorobenzeno (HCB) es un hidrocarburo aromático clorado que se ha utilizado como plaguicida y como producto químico industrial desde el año 1945. Su producción intencional ha disminuido durante las últimas tres décadas y en 1981 se prohibió para uso agrícola en la Unión Europea, aunque se forma como subproducto durante la fabricación de productos químicos industriales y en varias formulaciones de otros plaguicidas. También se ha detectado en los gases de combustión y las cenizas de incineradoras y otros procesos térmicos. El HCB es muy volátil, lipófilo y muy resistente a la degradación en el medio ambiente, clasificado como contaminante orgánico persistente (COP) por el Convenio de Estocolmo.

En el año 2001, la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) clasificó el hexaclorobenzeno como posiblemente carcinógeno para los humanos (grupo 2B).

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido una ingesta diaria admisible de 0,16 µg/kg de peso corporal y día, en base a los efectos cancerígenos, a partir de la cual ha establecido un contenido máximo de 1 µg/l de agua de consumo humano.

El hexaclorobenzeno presenta una toxicidad aguda baja, y su riesgo está asociado principalmente a la toxicidad crónica y a los efectos carcinógenos.

En episodios de toxicidad aguda, el órgano diana principal es el hígado, con signos de porfiria. Otros órganos diana son el sistema nervioso, la piel, los huesos y la glándula tiroides, pero los síntomas en estos órganos se han reportado con menor frecuencia que la porfiria. Esta dolencia puede producir orina de color rojo, ulceración y cambios en el color de la piel, artritis y problemas en el hígado, el sistema nervioso, el estómago y alteraciones en el sistema inmunológico. Aun así, las dosis letales agudas desencadenan convulsiones, temblor, ataxia y parálisis.

La principal fuente de exposición de la población al hexaclorobenzeno es la dieta, que representa el 92%. Debido a sus propiedades lipófilas, tiende a acumularse en alimentos ricos en grasas, tejidos adiposos animales y el hígado. El pescados y derivados son el principal grupo de alimentos contribuyentes a la ingesta de este compuesto: un 53% el pescado azul, un 24% el pez blanco y un 7% los crustáceos y el marisco.

Aun así, los datos de los programas de vigilancia y control en Cataluña respecto a la presencia de hexaclorobenzeno en alimentos durante el periodo 2006-2008 indican un cumplimiento del 100% de los niveles establecidos legalmente.

De acuerdo con el Sistema de Vigilancia Sanitaria de los Alimentos (SIVAL), entre 2022 y 2024 se analizaron un total de 101 muestras en diferentes alimentos (agua, leche, pescado y marisco, carne, grasa, huevos, y preparados por lactantes), y sólo se detectó una muestra no conforme, en la grasa de bovino.

Según los datos del Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (RASFF), entre 2020 y 2024 no se ha comunicado ninguna alerta por la presencia de hexaclorobenzeno en alimentos. Anteriormente, se habían notificado al RASFF un total de 9 alertas, ninguna de ellas considerada grave.

El hexaclorobenzeno lo podemos encontrar principalmente en alimentos ricos en grasas por sus propiedades lipófilas. Los productos de origen animal como el pescado, la carne, la leche y los productos lácteos son los que presentan concentraciones más elevadas de HCB, principalmente la leche y los derivados lácticos. También las grasas comestibles presentan concentraciones elevadas de este contaminante.

El hexaclorobenzeno, al ser un contaminante orgánico persistente (COP), es difícil de evitar en los alimentos, y hay que basarse en metodologías preventivas.

La OMS publicó en 2006 una guía con directrices que aparecen en el Código de prácticas para la prevención y reducción de dioxinas y PCB en alimentos y piensos. En este documento se hace énfasis en la identificación y vigilancia de las posibles fuentes de contaminación (como es el caso de las emisiones industriales), el uso de buenas prácticas agrícolas y el control de los piensos y materias primas, asegurando que se cumplen los límites máximos establecidos.