La lactosa es un azúcar disacárido natural que al hidrolizarse se convierte en dos monosacáridos, glucosa y galactosa. Es el azúcar predominante de la leche de los mamíferos. La intolerancia a la lactosa se presenta cuando el organismo no produce suficiente enzima lactasa en el intestino delgado para digerir toda la lactosa consumida en la leche (ref.1, 2). Existe una relación entre la dosis de lactosa consumida y la respuesta sintomática. En general, dosis de hasta 12 g de lactosa al día no producen síntomas en la mayoría de la población sensible, aunque se ha visto que hay personas muy sensibles que manifiestan síntomas con dosis de 3-5 g. Dosis de 24 g. repartidas en varias raciones no producen efectos adversos importantes. Dosis de 50 g de lactosa al día producen síntomas apreciables en la mayoría de los individuos (ref.2, 7).
La intolerancia a la lactosa provoca síntomas tras la ingestión de productos lácteos. La lactosa no digerida totalmente pasa al intestino grueso y provoca síntomas que incluyen dolor abdominal, náuseas, espasmos, diarreas, etc. La ingestión continua de lactosa en personas que presenten esta intolerancia puede provocar lesiones crónicas en la mucosa intestinal (ref.1, 3, 4).
Esta intolerancia se puede presentar en la infancia o más tarde en la etapa adulta (ref.2, 3). Existe una relación causa-efecto con el hábito de tomar leche. Aquellos pueblos que han sido tradicionalmente ganaderos, que se han alimentado generación tras generación de la leche de los animales, presentan menos casos de intolerancia a la lactosa que otros pueblos no acostumbrados a su consumo. La mayoría de la población mundial adulta tiene déficit de lactasa. Alrededor del 80% de la población mundial es intolerante a la lactosa, excepto la población del norte y centro de Europa donde se presenta entre un 3-5%. En la zona mediterránea se calcula que un 15% de la población tiene algún grado de intolerancia (ref.1, 5, 6).
La lactosa es más frecuente en alimentos que contengan derivados lácteos.
En Cataluña hasta mediados de 2013 se han producido 4 retiradas del mercado de productos que contenían ingredientes lácteos no declarados en la etiqueta.
Leche de vaca y otros mamíferos, leche en polvo, postres lácteos, quesos frescos y fermentados, batidos, mantequillas, pan de molde, purés, pasteles, mayonesas, sopas, instantáneas, chocolates con leche y sucedáneos de chocolate (ref.2, 3, 4).
La lactosa y los ingredientes que la contienen deben ser gestionados de manera que se informe de su presencia en la etiqueta y se evite la presencia no intencionada siempre que sea posible. Las empresas deben tener implantados planes de autocontrol basados en los principios del APPCC que prevean la lactosa como un peligro (ref.6).
1. Moreno, M. 2002. Intolerancia a la lactosa. Enfermedad Celíaca. Ed. Real Patronato sobre Discapacidad. Madrid: 79-83. 2. Savaiano, et al. 2001. Chapter 37 – Nutrient Considerations in Lactose Intolerance. Nutrition in the Prevention and Treatment of Disease, Pages: 563-575. 3. Asociación de Intolerantes a la lactosa España. ¿Qué es la lactosa? http://www.lactosa.org/saber.html 4. Alm, L. 2002. Lactose Intolerance. Encyclopedia of Dairy Sciences, pages: 1533-1539. 5. Swallow, D.M. 2011. Lactose and Oligosaccharides | Lactose Intolerance. Encyclopedia of Dairy Sciences (Second Edition), pages: 236-240. 6. Moreira & López San Román. 2006. Intolerancia a la lactosa. Rev Esp Enferm Diag. 98(2): 143. 7. ACSA brief, 2010. Al•lèrgies i intolerà ncies alimentà ries: nivells de seguretat i declaracions en l’etiqueta. http://www.gencat.cat/salut/acsa/html/ca/dir1312/acsabrief/acsa_brief11-2010_allergens.pdf