Mapa Perills

Mapa de Peligros Alimentarios

Las bacterias del género Brucella spp. son cocobacilos inmóviles gramnegativos, aerobios estrictos, intracelulares facultativos que no producen cápsulas o esporas.

El crecimiento de Brucella se produce en un rango de temperatura entre 20°C y 40°C, con una temperatura óptima de 34°C, y en un rango de pH entre 6,6 y 7,4. La actividad de agua (aw) óptima para su crecimiento es de 0,98.

Hay cuatro especies de Brucella que pueden infectar a los humanos. Las más importantes son B. melitensis, que afecta principalmente a cabras y ovejas, y B. abortus, que afecta sobre todo al vacuno. Las otras especies que también pueden producir zoonosis son B. suis, que afecta a los cerdos, y B. canis, que afecta a los perros. B. melitensis es la especie que provoca las enfermedades más virulentas y graves en humanos. Los principales reservorios de la infección humana son las ovejas, las cabras, las vacas y los caballos, pero también pueden actuar como reservorio otros animales, como los perros.

Se estima que menos de 500 células son suficientes para producir infección.

La brucelosis o fiebre de Malta produce una infección sistémica. Después de un período de incubación de 5 a 60 días, los síntomas pueden aparecer de forma aguda. Sin tratamiento, la enfermedad puede volverse crónica o conducir a la muerte.

Los síntomas son diversos y pueden incluir fiebre intermitente, debilidad general, dolor en las articulaciones e infecciones en órganos específicos, como el cerebro (meningitis) y el corazón (endocarditis). En algunos casos, la enfermedad puede provocar complicaciones a largo plazo, como artritis o fatiga crónica. El tratamiento habitual consiste en un régimen prolongado de antibióticos que suele ser eficaz, con una recuperación que tiene lugar en el plazo de uno a tres meses. Si la enfermedad persiste más de un año se considera brucelosis crónica, con síntomas como pérdida de peso, astenia y ansiedad.

Se consideran población de riesgo las personas que trabajan con ganado, como los veterinarios, trabajadores agrícolas, personal de laboratorio y trabajadores de matadero, por la exposición a tejidos de feto de animales infectados que pueden contener millones de estos microorganismos. La brucelosis humana se detecta, por lo común, en hombres de 25-44 años.

La brucelosis se transmite principalmente a través del contacto con animales infectados o el consumo de productos de origen animal contaminados. La forma más común de transmisión a humanos es a través de la ingesta de leche cruda y quesos elaborados con leche no pasterizada de animales infectados, especialmente ovejas y cabras.

Las personas que trabajan con ganado, como veterinarios, ganaderos y trabajadores de mataderos, tienen un riesgo elevado de infección. La transmisión puede ocurrir a través de la manipulación de tejidos de animales infectados, como placenta, fetos abortados y secreciones vaginales. Este contacto directo con material infectado es una de las vías más frecuentes de infección en entornos laborales.

En casos raros, la brucelosis puede ser transmitida de madre a hijo durante el embarazo o el parto, así como a través de la lactancia, lo que añade otro aspecto importante a considerar en la transmisión de la enfermedad.

Los programas españoles para la erradicación y la monitorización de la brucelosis en vacuno, cabras y ovejas muestran un decrecimiento continuo de la prevalencia de la enfermedad en los animales domésticos, aunque todavía es alta en pequeños rumiantes. Los datos obtenidos en Cataluña y “en general en España” a partir del programa de monitorización y erradicación de la brucelosis bovina muestran una disminución moderada de la enfermedad en los últimos años. En enero de 2018, la Comisión Europea declaró Cataluña región oficialmente indemne de brucelosis (B. melitensis) ovina y caprina.

En Europa, en años recientes se ha descrito una reducción de los casos humanos de brucelosis. En 2007 se comunicaron 269 casos de brucelosis humana en España (0,6 casos por  100.000 habitantes), la mayoría de estos, causados por B. melitensis. La incidencia en Cataluña es inferior a la media de España, con 0,3 casos por 100.000 habitantes.

En 2022, la incidencia de brucelosis en la Unión Europea fue de 0,04 por 100.000 habitantes, con un total de 198 casos confirmados en humanos en la UE, cosa que representa un incremento del 29,2% respecto del 2021.

En cuanto a España, se notificaron un total de 17 casos confirmados de brucelosis en humanos durante el año 2022, con una incidencia de 0,02 por 100.000 habitantes. Esta cifra muestra una tendencia a la baja en comparación con los años anteriores, en que se observó un aumento significativo de casos, especialmente en 2017, que fue el año con el número más alto de notificaciones. A partir de 2018, la tendencia ha sido descendente, con una disminución constante hasta 2022.

El vehículo habitual de transmisión es la leche y los productos lácteos provenientes de animales enfermos, especialmente en países donde no se adoptan medidas de saneamiento ganadero. La leche cruda que no ha sido pasterizada es uno de los principales vehículos de transmisión. Los quesos elaborados con leche cruda presentan un riesgo significativo.

Excepcionalmente, la carne y las vísceras de animales enfermos han sido asociadas a casos de brucelosis, especialmente si no se cocinan adecuadamente. También es importante destacar que los productos derivados de la carne, como los embutidos, pueden contener Brucella si no se manipulan y transforman con las medidas higiénicas adecuadas.

  • Vacunación de los animales: la vacunación contra la brucelosis es fundamental para eliminar los posibles reservorios.
  • Buenas prácticas ganaderas: el uso de guantes, mascarillas y batas constituyen medidas de prevención de la brucelosis transmitida a personas por secreciones animales.
  • Buenas prácticas de higiene: pasteurización de la leche y de los productos lácteos y uso de leche cruda procedente de explotaciones declaradas libres de brucelosis.
  • Desinfectantes: se recomienda el uso de hipoclorito de sodio, etanol al 70%, soluciones de yodo y alcohol, glutaraldehído y formaldehído. Por el contrario, el amonio cuaternario es poco eficaz.

AESAN. Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición. Informe del comité científico sobre la protección de peligros biológicos de interés en seguridad alimentaria (2022).

ANSES. Agence nationale de sécurité sanitaire de l’alimentation, de l’environnement et du travail. Fiche de description de danger biologique transmissible par les aliments: Characteristics and sources of Brucella ” (2014).

ECDC. European Centre for Disease Prevention and Control. Annual epidemiological report: Brucellosis (2022).

EFSA. European Food Safety Authority. The European Union One Health 2022 Zoonoses Report. EFSA Journal (2022).

European Commission. Alert and Cooperation Network. Annual Report (2023).

European Commission. The Rapid Alert System for Food and Feed – Annual Report (2020).

FDA. US Food and Drug Administration. Bad Bug Book Handbook of Foodborne Pathogenic Microorganisms and Natural Toxins (2a ed.) (2012).

Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Gobierno de España. Informe de Zoonosis «Una sola salud» (2022).

Otros:

Bercovich Z. Diseases of Dairy Animals: Infectious Diseases: Brucellosis. Encyclopedia of Dairy Sciences (2a ed.) 768-774 (2002).

Sbriglio et al. Brucelosis. Una patología generalmente subdiagnosticada en humanos y que impacta negativamente en la producción pecuaria y desarrollo de nuestros países. Bioanálisis 13, 18-22 (2007).

Ficht, T. and Adams L. Vaccines for Biodefense and Emerging and Neglected Diseases, 807-829 (2009).

Garin-Bastuji B. Pathogens in Milk: Brucella spp. Encyclopedia of Dairy Sciences (2a ed.) 31-39 (2011).

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