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Mapa de Peligros Alimentarios

Coxiella burnetii

Coxiella burnetii es una bacteria intracelular, Gram negativa, que puede sobrevivir en el exterior de las células formando un cuerpo similar a una espora resistente y muy virulenta. 

Coxiella burnetii es resistente a pH ácido, temperaturas elevadas, a la refrigeración y congelación, a concentraciones elevadas de sal (salinidad 10%) y a la desecación.  Por lo tanto, puede sobrevivir largos periodos de tiempo en condiciones extremas, pero se elimina con tratamientos térmicos como la pasteurización. La temperatura óptima de crecimiento es de 37 ºC, el pH óptimo se encuentra entre 6 y 8, con un pH mínimo de 4, y la actividad de agua (aw) mínima para su crecimiento es de 0,98.

Coxiella burnetii es el organismo causante de la fiebre Q en humanos, y su reservorio son los mamíferos (domésticos y salvajes), las aves, los reptiles y los artrópodos (garrapatas), y todos ellos pueden ser portadores asintomáticos. La fuente principal de la infección de la fiebre Q son los rumiantes (bovinos, ovinos y caprinos), a los que la infección provoca una enfermedad leve, pero que puede llegar a provocar abortos al final de la gestación.

El período de incubación de la fiebre Q varía de 2 a 48 días, y los primeros síntomas pueden aparecer, aproximadamente, unos 20 días después de la exposición a la bacteria.

En la mayoría de casos, la infección produce síntomas leves como malestar general, escalofríos, náuseas, dolor de garganta, dolor pectoral, mialgia (dolor muscular), fiebre alta, cefaleas, cansancio y confusión. Con menos frecuencia pueden aparecer complicaciones graves como neumonía y hepatitis. Las mujeres embarazadas pueden sufrir alteraciones en la gestación, que, en casos graves, pueden acabar en aborto. En las infecciones crónicas pueden aparecer endocarditis e inflamaciones de las válvulas coronarias y, aunque no suele ser una enfermedad mortal (solo en el 10% de casos), combatirla requiere tratamientos largos de antibióticos.

La fiebre Q crónica puede aparecer en un plazo que puede ir desde meses hasta años después de la infección (infección latente).

Todos los grupos de población son sensibles a la infección, pero la incidencia mayor se da entre el personal de explotaciones ganaderas, mataderos, transportistas de ganado, personal de laboratorio y veterinarios. Hay determinados grupos de población más susceptibles de sufrir complicaciones por la infección: personas con el sistema inmunitario debilitado (inmunodepresión, niños, personas mayores), personas con valvulopatías cardíacas y mujeres gestantes.

La fiebre Q es una zoonosis con un impacto limitado a nivel europeo, excepto para los grupos de riesgo, es decir, personas que entran en contacto con animales y/o ambientes infectados.

Coxiella burnetii se puede transmitir por la ingestión de productos infectados, como la leche cruda.

La prevalencia de C. burnetii en animales puede durar muchos años, posiblemente toda la vida. La bacteria se localiza en varias partes del cuerpo, incluyendo las glándulas mamarias, los ganglios linfáticos supra-mamarios, el útero, la placenta y los fetos de los animales. La bacteria se puede excretar por la leche, la placenta y los fluidos reproductivos (durante los partos y los abortos), lo que provoca una contaminación ambiental que puede llegar a ser muy persistente, ya que el microorganismo sobrevive en condiciones extremas.

Después del brote excepcional que se produjo a los Países Bajos entre los años 2007 y 2009, de 2009 a 2013 hubo una tendencia a la disminución de casos confirmados de fiebre Q en personas en la UE. En el año 2013, se registraron un total de 648 casos confirmados de fiebre Q. Dos casos de muerte debidos a la fiebre Q fueron reportados por Alemania y Letonia en el año 2013. En España, se notificaron 110 casos durante 2012, 73 en el año 2013, 79 durante 2014, y un total de 98 casos en el año 2015, de los cuales 9 en Cataluña. Se detectaron hallazgos con resultado positivo en el ganado bovino, ovino y también en el ganado cabrío.

A partir del 2015, la fiebre Q es una enfermedad de declaración obligatoria en humanos en muchos países, incluyendo varios estados miembros de la Unión Europea (UE). Eso ha llevado a un aumento en la detección y notificación de casos confirmados.

En el 2022, la fiebre Q fue la octava zoonosis más frecuente en la UE, con un número significativo de casos reportados, especialmente en personas que trabajan en contacto directo con animales infectados.

En la UE, en el año 2022, 25 países notificaron un total de 719 casos confirmados. La incidencia fue del 0,17 por 100.000 habitantes, superior en un 56,5% a la detectada en el 2021. El país que presentó la incidencia más alta fue Hungría, con un 0,69, seguido de España, con un 0,64, y Croacia, con un 0,57.

En España, se notificaron 440 casos confirmados de fiebre Q en personas, representando una incidencia de 0,64 casos por  100.000 habitantes. En los años 2016 y 2017 se produjo un aumento muy marcado del número de casos notificados. No obstante, a partir de 2018 la cifra inició una tendencia descendente que se mantuvo hasta 2021. En 2022, sin embargo, se ha vuelto a producir un marcado ascenso, de un 45,45% (240 casos en 2021; 440 casos en 2022).

La fiebre Q es una zoonosis que habitualmente tiene un origen no alimentario. La principal vía de infección es la inhalación de partículas de polvo contaminadas con Coxiella procedente de excrementos secos, orina y/o restos de fluidos (exudados) del parto y/o de abortos de animales infectados. Coxiella forma una partícula con características de espora que contamina el polvo ambiental; el viento incrementa la transmisión, incluso a gran distancia.

Aunque la probabilidad de contagiarse por el consumo de alimentos es baja, los que pueden estar implicados son alimentos crudos de origen animal, básicamente la leche cruda y algunos de sus derivados (como ciertos quesos, mantequilla, nata…) provenientes de animales infectados o que se han contaminado en el proceso de la obtención. También la carne de animales infectados puede ser un posible vehículo de contaminación, especialmente si no se manipula o cocina adecuadamente. Otros alimentos crudos de origen animal, como huevos o productos que contengan ingredientes de origen animal, pueden ser potencialmente contaminantes si provienen de animales infectados.

En explotaciones y mataderos, es necesario aplicar medidas de control e higiene para evitar la propagación de la enfermedad, como:

  • Vacunación preventiva en regiones donde la infección es habitual.
  • Gestión del estiércol en contacto con animales gestantes infectados.
  • Diseño de las explotaciones para evitar las contaminaciones durante el proceso de trasquiladura, los partos…
  • Eliminación de los fluidos amnióticos, la placenta, las membranas fetales durante el parto y eliminación de fetos abortados.
  • Limpieza y desinfección de la zona donde se ha producido el parto, incluso de la ropa utilizada.
  • Control de otros animales susceptibles de ser un reservorio (gatos, perros…) y control de plagas (garrapatas, ratas…).
  • En las explotaciones infectadas, prohibición de visitas de niños, mujeres embarazadas o personas con valvulopatías.

Aunque la contaminación por la vía alimentaria es poco frecuente, en la transformación de los alimentos provenientes de zonas con alta prevalencia de la infección hay que tener en cuenta que:

  • No se debe consumir leche no pasterizada.
  • Hay que evitar elaborar derivados lácticos con leche no tratada térmicamente.
  • Se debe mantener la cadena de frío durante el transporte, almacenaje y la distribución de los productos alimentarios crudos susceptibles de ser contaminados por Coxiella burnetii.
  • En la elaboración de productos lácteos hay que aplicar prácticas correctas de higiene, cumplir los criterios microbiológicos con referencia a las materias primas y seguir con el sistema de autocontrol crítico basado en el análisis de peligros y puestos de control (APPCC).

ANSES. Agence nationale de sécurité sanitaire de l’alimentation, de l’environnement et du travail. Fiche de description de danger biologique transmissible par les aliments: Fièvre Q ” (2023).

ECDC. European Centre for Disease Prevention and Control. Annual epidemiological report: Q fever (2022).

EFSA. European Food Safety Authority. The European Union One Health 2022 Zoonoses Report. EFSA Journal (2019).

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European Commission. The Rapid Alert System for Food and Feed – Annual Report (2020).

FDA. US Food and Drug Administration. Bad Bug Book Handbook of Foodborne Pathogenic Microorganisms and Natural Toxins (2a edición) (2012).

Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Gobierno de España. Informe de Zoonosis «Una sola salud» (2022).

Otros:

Tortora, G. J., Funke, B.R., Case, C.L. Introducción a la Microbiología. 9a ed. Buenos Aires: Ed. Médica Panamericana, 2007.

Prescott, L.M., Harley, J.P., Klein D.A. Microbiología. 7a ed. Madrid: McGraw-Hill Interamericana, 2011.

Center for Food Security & Public Health. Iowa State University: Fiebre Q Fiebre de “Query”, coxielosis, fiebre de los mataderos (2010).

Caballero Torre, A. E. Higiene Alimentos. Editorial Ciencias Médicas, 2008, 1-387.

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BOE-A-2014-7291 Real decreto 526/2014, de 20 de junio, por el que se establece la lista de las enfermedades de los animales de declaración obligatoria y se regula su notificación (2014).

World Organisation for Animal Health. Ficha de información general sobre enfermedades animales: Fiebre Q (2018).

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