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Mapa de Peligros Alimentarios

Residuos de productos fitosanitarios

Los productos fitosanitarios son sustancias que protegen los productos vegetales de los organismos nocivos o evitan la acción de estos organismos durante la producción, el almacenaje, el transporte, la distribución y la elaboración de productos agrícolas y sus derivados. También pueden influir en los procesos vitales de las plantas (como los fitoreguladores), así como destruir determinadas partes no deseadas de plantas, o controlar o evitar el crecimiento indeseable de ciertas plantas.

En los alimentos, el riesgo asociado a los productos fitosanitarios proviene de su utilización inadecuada, que puede dar lugar a la presencia de residuos en cantidades superiores a las permitidas en los productos tratados, en los animales alimentados con estos productos y en la miel producida por las abejas expuestas a estas sustancias, o de la utilización de sustancias prohibidas.

Los residuos son los restos de la utilización de un producto fitosanitario, incluidos sus metabolitos y los productos resultantes de su degradación o reacción.

La Unión Europea (UE) regula el uso de fitosanitarios mediante la evaluación de la toxicidad de las sustancias activas que contienen. En base a esta evaluación se establece un límite máximo de residuos (LMR), que es la concentración máxima legal permitida de residuos de plaguicidas (expresada en mg/kg) en alimentos y piensos. El informe anual de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) muestra un elevado nivel de cumplimiento de los niveles de residuos de fitosanitarios en los productos alimenticios comercializados en la UE.

Los efectos sobre la salud de los residuos de fitosanitarios dependen del tipo de toxicidad de cada sustancia.

Las intoxicaciones agudas pueden provocar trastornos digestivos, respiratorios, dermatológicos y del sistema nervioso.

Las intoxicaciones crónicas generan efectos locales, como la irritación de la piel o las mucosas, o sistémicas, como las alteraciones del sistema hormonal o nervioso. En los casos más graves pueden provocar efectos adversos reproductivos, carcinógenos, mutagénicos, neurotóxicos o inmunosupresores.

Los lactantes, niños y mujeres embarazadas son la población más susceptible.

Los productos fitosanitarios se aplican a los vegetales tanto durante el proceso de producción como, en algunos casos, durante el almacenaje. En la producción primaria se establecen unos periodos de supresión (tiempo entre la aplicación y la cosecha), para garantizar que los residuos no superen los LMR establecidos. Un uso inadecuado o ilegal puede comportar la presencia de niveles de residuos fitosanitarios superiores a los LMR.

En la UE, el último informe anual de la EFSA sobre los residuos de plaguicidas indica que se analizaron 132.793 muestras por residuos de pesticidas, de las cuales, el 96,3%, estuvieron dentro de los límites legales. El 3,7% de las muestras superaron los LMR. Los resultados generales se mantienen estables en comparación con el año anterior.

Según los datos del Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (RASFF), entre 2020 y 2024 se registraron 79 alertas relacionadas con residuos de pesticidas.

En Cataluña, en el año 2021, la detección de múltiples productos con presencia de óxido de etileno produjo un aumento de los expedientes relacionados con los residuos fitosanitarios.

En 2024, Cataluña se vio implicada en 40 expedientes de alerta relacionados con el uso de productos fitosanitarios, entre los que destaca el clorpirifós.

Los principales alimentos asociados con la posible presencia de productos fitosanitarios son frutas, verduras y cereales. Asimismo, el consumo de leche y carnes de animales alimentados con forrajes tratados con fitosanitarios pueden contener fitosanitarios, ya que estos se acumulan en la grasa animal.

Las medidas de prevención se dirigen principalmente a reducir la aplicación de fitosanitarios en el medio ambiente. Se evalúa su toxicidad para autorizarlos, se controla su comercialización mediante un procedimiento de trazabilidad desde el origen, y se controla su aplicación mediante registros obligatorios a las explotaciones.

La principal medida de control se realiza en la producción primaria, donde los agricultores deben aplicar los principios de la gestión integrada de plagas para realizar un uso sostenible de productos fitosanitarios.

En la gestión integrada de plagas se deben priorizar métodos de lucha sin fitosanitarios y, en caso de usarlos, se debe anotar su tratamiento y controlar su periodo de supresión.