- cereus puede provocar dos tipos de toxiinfecciones alimentarias, normalmente de carácter leve: el síndrome emético, que se relaciona con la ingesta de toxinas preformadas en alimentos, y el síndrome diarreico, que se produce por la proliferación de la bacteria en el trato gastrointestinal.
El síndrome emético se produce por la ingestión de toxinas termoestables preformadas en los alimentos contaminados y se caracteriza por la aparición de náuseas y vómitos que se pueden manifestar entre 30 minutos y 6 horas después del consumo de alimentos contaminados. Además, también puede haber rampas abdominales y/o diarrea. En general, la duración de los síntomas es de menos de 24 horas.
El síndrome diarreico se produce por la ingestión de esporas en alimentos como verduras y carnes que liberan toxinas en las vías gastrointestinales y que causan diarrea acuosa y dolor abdominal después de 6-15 horas de consumir el alimento implicado. Las náuseas pueden acompañar la diarrea, pero el vómito se produce en raras ocasiones. Los síntomas persisten durante 24 horas en la mayoría de los casos.
La dosis para producir un cuadro emético es de 105 a 108 B. cereus por gramo de alimento. El microorganismo produce la toxina al final de la fase de crecimiento. Puesto que la toxina es resistente al calor, se puede dar el caso de que en alimentos tratados térmicamente el microorganismo se elimine, pero que se mantenga la toxina.
La dosis infectiva para producir un cuadro diarreico varía entre 104 y 1011 en función de la virulencia de la cepa. En general, se considera que una concentración de 104 esporas o células por gramo de alimento puede suponer un riesgo para la salud.
Aparte de estas dos formas clásicas de intoxicación alimentaria, B. cereus también puede causar infecciones graves y sistémicas en determinadas poblaciones de riesgo, especialmente en pacientes con inmunodepresión o con otras patologías previas. Estas infecciones incluyen cuadros como sepsis, enterocolitis necrosante, hepatitis fulminante, encefalopatía y absceso cerebral. Estas formas graves pueden provocar la muerte y afectan especialmente bebés prematuros, bebés, adultos jóvenes y pacientes con enfermedades hematológicas, cirrosis o enfermedad de Crohn tratada con inmunosupresores.
Es importante destacar que estas infecciones graves por B. cereus no se clasifican dentro de los síndromes diarreicos o eméticos, ya que no están causadas por las toxinas alimentarias asociadas a estas intoxicaciones. Se trata, en cambio, de infecciones invasivas que afectan de manera sistémica y que requieren una respuesta médica específica y urgente por la gravedad del cuadro.