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Mapa de Peligros Alimentarios

El Bisfenol A (BPA) o 2,2-bis (4-hidroxifenil) propano es un compuesto orgánico utilizado como producto químico industrial para la fabricación de plásticos de policarbonato y resinas epoxi. Los plásticos de policarbonato se usan ampliamente para el envasado de alimentos y bebidas, mientras que las resinas se utilizan como revestimiento de protección en productos metálicos como, por ejemplo, latas de alimentos, tapas de botellas y cañerías para el abastecimiento de agua.

La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) determinó en 1999 que el BPA no era clasificable por su carcinogenicidad en humanos (Grupo 3).

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) realizó en 2006 una primera evaluación del riesgo por BPA, estableciendo una ingesta diaria tolerable (IDT) de 50 µg BPA/kg peso corporal/día. Este mismo organismo reevaluó el riesgo por BPA en 2015, estableciendo una ingesta diaria tolerable provisional (IDTP) de 4 µg/kg de peso corporal/día.

En el año 2023, considerando los nuevos datos científicos disponibles, la EFSA reevaluó nuevamente el riesgo del BPA y estableció una nueva IDT de 0,2 ng BPA/kg peso corporal/día, que es 20.000 veces inferior a la IDTP establecida en el 2015.

Los estudios realizados muestran que el sistema inmunitario es el más sensible a la exposición por BPA, afectando a las células Th17 y causando efectos inflamatorios, entre otros.

El BPA también puede interaccionar con los sistemas hormonales del cuerpo humano como disruptor endocrino, puesto que tiene capacidad de simular la función de los estrógenos y afectar al sistema reproductivo, sistema inmune, desarrollo neuronal y metabolismo.

Otros estudios también han mostrado que el BPA puede contribuir a problemas como la obesidad y otros trastornos metabólicos, puesto que aumenta la resistencia a la insulina.

Los lactantes y las mujeres embarazadas se consideran los grupos de población más susceptibles a los riesgos derivados de la exposición al BPA, dado que los procesos metabólicos y la actividad enzimática de los niños de edad inferior a tres años y de los fetos no están del todo desarrollados y tienen menos capacidad de detoxificación.

El BPA puede migrar desde los envases y enseres de cocina a los alimentos y bebidas, especialmente en condiciones de calor (por ejemplo, el calentamiento en el microondas), acidez o contacto con grasas, hechos que suponen un riesgo para la salud de los consumidores.

Del 2010 hasta 2014 se notificaron 10 casos en el Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (RASFF), 9 por presencia de BPA en biberones y 1 caso por exceso de migración en una bandeja para horno.

Según los datos de la RASFF, entre el 2020 y el 2024 se han notificado 8 alertas relacionadas con el BPA, derivadas de la migración a partir de materiales en contacto con alimentos.

Los principales alimentos asociados a la presencia de BPA son las bebidas envasadas y los alimentos en lata. También se ha encontrado BPA en carne y derivados cárnicos y pescado no envasados, aunque en menor grado que en los alimentos en conserva.

De acuerdo con el informe de la EFSA del año 2015, los alimentos envasados tienen una concentración de BPA más alta que los no envasados. Las categorías con más BPA, con concentraciones superiores a 30 µg/kg, son los cereales y derivados, legumbres, frutos secos y semillas oleaginosas, carne y derivados, pescado y derivados, especias y aperitivos, postres y platos preparados. En cambio, la concentración de BPA de las bebidas enlatadas no superó los 3 µg/kg.

Entre los alimentos no enlatados, destaca la categoría de carne y derivados y pescado y derivados, con concentraciones medias de BPA de 9,4 y 7,4 µg/kg, respectivamente. Se desconoce el origen de estas concentraciones relativamente elevadas de BPA en alimentos de origen animal no enlatados. Estos datos se observan también en otros países no europeos.

El 31 de diciembre de 2024, la Comisión Europea publicó el Reglamento (UE) 2024/3190, que prohíbe el uso del BPA en la fabricación de materiales destinados a entrar en contacto con alimentos. Esta medida responde a las conclusiones de la reevaluación de la EFSA de 2023. En el año 2011, la Comisión Europea ya había prohibido el uso de BPA en envases para biberones y alimentos infantiles.

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