- Control a nivel de granjas:
Reforzar las medidas de higiene si entramos en contacto con animales enfermos (con guantes, etc.); quien manipula los animales deberá disponer de información sobre la prevención de la criptosporidiosis; se limpiarán y desinfectarán las instalaciones periódicamente; se impedirá la acumulación de excrementos; se deberán utilizar desinfectantes vaporizados; se asegurará que las superficies y los utensilios se sequen; se deberá permitir la ingesta adecuada de calostro; se procurará una baja densidad de animales; se limitará el contacto entre animales de diferentes edades; se aislarán los animales enfermos; será preciso aplicar cuarentenas a los animales que entran nuevos; controlar a los roedores, y se deberán cambiar los lechos higiénicamente. La aplicación de lactado de halofuginona es una buena profilaxis. Se deberá tener presente que los insectos actúan como vectores mecánicos y transferir los ooquistes de los fangos y los purines a los alimentos. Es fundamental disponer de agua no contaminada por Cryptosporidium, de modo que hay que proteger las fuentes y depósitos de los excrementos e insectos, y limpiar regularmente los abrevaderos.
- Por los productos hortofrutícolas:
El medio más eficaz para controlar la contaminación en los productos frescos es aplicar buenas prácticas agrícolas (BPA) durante la producción primaria, las buenas prácticas de fabricación (BPF) durante el tratamiento y las buenas prácticas higiénicas (BPH) antes del consumo.
Las BPA suponen evitar regar con aguas fecales, la aplicación de fertilizantes no orgánicos, así como asegurar que los animales domésticos y silvestres no accedan a las zonas de cultivo. Cuando el riego de frutas y hortalizas se realiza por aspersión, debe tenerse muy en cuenta la calidad del agua utilizada.
Los ooquistes son resistentes a las concentraciones de cloro utilizadas normalmente para la desinfección del agua y son notablemente estables a bajas temperaturas. Resisten la lejía pura durante 10 minutos. La exposición prolongada del agua a los productos desinfectantes habituales y en dosis altas conlleva la formación de compuestos secundarios no deseados y, por lo tanto, es incompatible con su aplicación en los alimentos. Los tratamientos con radiación ultravioleta, con ozono o ultrafiltración de membrana de las aguas residuales antes de su uso para el riego reducen la cantidad de patógenos viables, incluidos los ooquistes de Cryptosporidium. Durante el tratamiento de los alimentos si se reutiliza el agua potable, debe garantizarse que se trata adecuadamente para mantener su potabilidad y que los procedimientos de desinfección inactivan los ooquistes de Cryptosporidium. Si no puede evitarse la contaminación y la eliminación a través del lavado, entonces deberán aplicarse procedimientos de inactivación a posteriori.
No hay desinfectantes que sean eficaces contra el criptosporidio. Teniendo en cuenta que el desinfectante más utilizado es el cloro, la eficacia de la cloración para inactivar los ooquistes de Cryptosporidium en productos frescos depende de varios factores, y es fundamental el tiempo de contacto. Para algunos productos delicados como la fruta blanda (fresas, frambuesas, etc.), dicho tratamiento puede ser ineficaz por el poco tiempo de contacto que hay que aplicar para no estropear el producto. El dicloroisocianurato de sodio (NaDCC) puede aplicarse en productos frescos vegetales y frutas en el ámbito doméstico y en la restauración. También puede aplicarse el dióxido de cloro gaseoso y una combinación de ácido levulínico y dodecilsulfato sódico (SDS). La radiación de los productos frescos (ultravioleta, con cobalto-60), el tratamiento por alta presión hidrostática y la ozonización también son eficaces.
Se precisa, como mínimo, tres días de depuración con agua de mar limpia para eliminar los ooquistes. Según las condiciones del entorno, pueden precisarse períodos más prolongados.
Puede controlarse en carnes curadas por la salinidad y la baja actividad de agua. La cocción, así como lavar las canales de vacuno con agua a 85 °C (recomendado para la descontaminación de patógenos bacterianos), también son eficaces.
Cryptosporidium no sobrevive en bebidas carbonatadas, y su pérdida de viabilidad también se ha observado en la cerveza (incluida la cerveza sin alcohol), lo que se asocia a un pH bajo. Por otra parte, se ha demostrado que la pasteurización HTST (a alta temperatura en poco tiempo) los ooquistes se inactivan; en cambio, los ooquistes viables en la leche no se inactivan por el proceso de fermentación utilizado para la fabricación de yogur. El proceso de mezcla y congelación en la fabricación de helados provoca aparentemente la pérdida completa de su viabilidad. Las presiones ultraelevadas, la pasteurización HTST, y la radiación ultravioleta y la aplicación de ácidos orgánicos combinados con peróxido de hidrógeno son eficaces en la sidra.