Mapa Perills

Mapa de Peligros Alimentarios

Cryptosporidium spp.

El género Cryptosporidium pertenece a la familia Cryptosporidiidae y es un protozoo parásito del filo ApicomplexaCryptosporidium incluye más de 25 especies la mitad de las cuales son potencialmente capaces de infectar las personas y los animales domésticos. Aunque 26 especies se han asociado a la infección humana, 2 son responsables de la mayoría de los casos: C. hominis y C. parvum.

Su ciclo vital no incluye huéspedes intermediarios, ya que la infección se puede producir de manera orofecal directa, o a través del agua o los alimentos contaminados. La dosis infectiva es variable según la especie y el huésped.

La forma infectante del parásito son los oocistos, los cuales se excretan con los excrementos de los huéspedes infectados. Estos oocistos se pueden encontrar en aguas superficiales y en suelos contaminados; y, las condiciones climáticas, incluido el cambio climático, pueden favorecer su difusión, incrementando así el riesgo de infección, especialmente en niños y en poblaciones vulnerables en las zonas urbanas.

Los oocistos de Cryptosporidium son muy resistentes y pueden sobrevivir periodos prolongados en condiciones de humedad y frío, que son las que se producen en el almacenaje de productos frescos; resisten las concentraciones habituales de cloro en el tratamiento del agua y son sensibles a la desecación, el calor, la congelación, la radiación ultravioleta y a varios tratamientos químicos.

La supervivencia de los oocistos en el medio acuático está influenciada, entre otras causas, por la temperatura. En general, temperaturas más altas y una mayor exposición a la luz solar reducen la viabilidad de los oocistos. La supervivencia es mejor a temperaturas entre 4 °C y 20 °C. Los oocistos de Cryptosporidium son viables e infecciosos en el agua y el excremento hasta seis meses a temperaturas entre 0 y 30 ° C y hasta un año en agua de mar. A temperaturas superiores a 30 °C, la viabilidad de los oocistos disminuye rápidamente, y a temperaturas por encima de 60 °C, los oocistos se destruyen. Por el contrario, temperaturas de -20 ºC durante 5 días inactivan el 80%, y en -70 ºC, inactivan los oocistos directamente.

La criptosporidiosis es la infección causada por Cryptosporidium, la cual cursa con una amplia gama de manifestaciones, desde formas asintomáticas hasta manifestaciones graves que amenazan la vida. El período de incubación tiene una media de 7 días, pero puede variar de 2 a 10 días. Normalmente afecta al intestino delgado y el síntoma más frecuente es la diarrea acuosa, que puede estar acompañada de dolor abdominal, febrícula, náuseas, vómitos, mialgia, flatulencia, anorexia, malestar, deshidratación, pérdida de peso y fatiga. Estos síntomas suelen ser de corta duración (1 a 3 semanas) en personas con inmunocompetencia; pero en personas inmunocomprometidas pueden ser crónicos, más graves y extraintestinales, y pueden afectar a los conductos biliares y pancreáticos, el estómago y el trato respiratorio (criptosporidiosis pulmonar o traqueal).

Los menores de dos años son también muy susceptibles a la infección, probablemente a causa del riesgo de transmisión fecal-oral mayor, a la falta de inmunidad protectora por exposiciones anteriores y a la relativa inmadurez inmunológica. Las personas con inmunodepresión con enfermedades del trato biliar también corren el riesgo de tener complicaciones si adquieren la infección.

Actualmente es el segundo agente etiológico de diarrea en niños menores de 2 años ─después del rotavirus─ en los países desarrollados.

La forma de transmisión es por ingestión de oocistos.

Mayoritariamente es una enfermedad de transmisión hídrica por la ingesta involuntaria de agua contaminada seguida del contacto con animales.

Otras formas de transmisión, menos frecuentes, que se pueden dar principalmente en trabajos de laboratorio, son el contacto con bioaerosoles o gotitas aerosolizadas con el oocisto y la inoculación percutánea accidental.

El personal médico y paramédico, los ganaderos y los veterinarios están particularmente expuestos a este parásito. En ambientes laborales se da principalmente la transmisión directa de persona a persona o de animal (principalmente crías de rumiantes) a persona (zoonosis) por vía fecal-oral, o la transmisión indirecta por fómites, al tocar superficies u objetos contaminados con excrementos, como juguetes, accesorios de baño, cambiadores y cubos de pañales, etc.

La transmisión mayor se da en zonas con malas condiciones higiénicas (deficiente sistema de saneamiento). En los países de clima tropical es más frecuente los meses cálidos y húmedos mientras que, en los de clima templado, como España, es más frecuente al otoño y el invierno.

Según los últimos datos, el año 2021 un total de 24 países de la Unión Europea y del Espacio Económico Europeo (UE/EEE) notificaron 4.476 casos confirmados de criptosporidiosis, hecho que representa una incidencia de 1,8 casos por 100.000 habitantes. Seis países representaron el 94% de todos los casos confirmados, con incidencias que oscilan entre un 1,8 y 16,7 casos por 100.000 habitantes.

Como en años anteriores, la mayoría de los casos se notificaron en otoño, alcanzando un pico en septiembre, aunque también se observó un pico menor en primavera, específicamente en abril. Además, los niños de 0 a 4 años presentaron la tasa de notificación más alta, con 6,4 casos por 100.000 habitantes.

En España, entre el 2018 y el 2023, ha habido sólo 1 solo brote con 2 personas infectadas que no necesitaron ingreso hospitalario.

El agua es el principal vehículo de contaminación de los alimentos, en particular el agua de la red de distribución. Se considera que en torno a un 10% de los casos en personas pueden ser alimentarios.

Algunas frutas, verduras y hierbas, que se comen crudas o que no se han cocinado adecuadamente, sobre todo las recogidas del suelo, se pueden contaminar por oocistos infecciosos procedentes de la tierra o del agua sucia utilizada para el riego.

Los productos lácteos y, más raramente, la carne se pueden contaminar por contacto directo con excremento de animales excretores o su entorno. Si estos alimentos no se lavan, pasterizan o cocinan adecuadamente, pueden contener oocistos.

Los moluscos bivalvos crudos o poco cocinados (ostras, mejillones, almejas) pueden retener oocistos, que se mantienen infecciosos dentro del agua de mar.

Control en las granjas:

  • Utilizar guantes cuando se manipulan animales enfermos.
  • Proveer información sobre la prevención de la criptosporidiosis a quien manipula los animales.
  • Limpiar y desinfectar las instalaciones periódicamente.
  • Evitar la acumulación de excrementos y asegurar el secado de utensilios y superficies.
  • Garantizar una ingesta adecuada de calostro.
  • Mantener una baja densidad de animales y limitar el contacto entre animales de diferentes edades.
  • Aislar los animales enfermos y aplicar cuarentena a los nuevos animales.
  • Controlar los roedores y cambiar las camas regularmente.
  • Usar lactato de halofuginona como profilaxis, siguiendo recomendaciones de la Comisión Europea.
  • Proteger las fuentes de agua y limpiar los abrevaderos para evitar contaminación por Cryptosporidium.
  • Tener en cuenta que los insectos pueden actuar como vectores mecánicos transfiriendo oocistos de los excrementos a los alimentos.

 

Productos hortofrutícolas:

  • Aplicar buenas prácticas agrícolas y de fabricación para evitar contaminación por aguas fecales.
  • Evitar el uso de frutas caídas y garantizar la calidad del agua de riego.
  • Utilizar métodos como ozonización y radiación ultravioleta para reducir los patógenos.

Mejillones bivalvos:

  • Depurar los mejillones al menos tres días con agua limpia para eliminar los oocistos, siguiendo recomendaciones de la EFSA.

Carne:

  • Controlar la contaminación por Cryptosporidium con la cocción y la salinidad en carnes curadas.

Otros alimentos:

  • Pasterizar o utilizar alta presión hidrostática para eliminar los oocistos.

Tipos de alimentos