El furano, así como sus compuestos metilfuranos, son compuestos orgánicos que se forman durante el tratamiento de los alimentos con calor intensa. De hecho, forman parte de la categoría de los contaminantes químicos de proceso ya que se desarrollan de manera natural en determinados alimentos tras un tratamiento térmico, incluida la cocción1.
Los furanos se contemplan en la regulación sobre contaminantes en los productos alimenticios (Reglamento 1881/2006)2, aunque hasta la fecha no cuentan con límites específicos.