Los productos fitosanitarios son sustancias que protegen los productos vegetales de los organismos nocivos o evitan la acción de estos organismos durante la producción, el almacenaje, el transporte, la distribución y la elaboración de productos agrícolas y sus derivados. También pueden influir en los procesos vitales de las plantas (como los fitoreguladores), así como destruir determinadas partes no deseadas de plantas, o controlar o evitar el crecimiento indeseable de ciertas plantas.
En los alimentos, el riesgo asociado a los productos fitosanitarios proviene de su utilización inadecuada, que puede dar lugar a la presencia de residuos en cantidades superiores a las permitidas en los productos tratados, en los animales alimentados con estos productos y en la miel producida por las abejas expuestas a estas sustancias, o de la utilización de sustancias prohibidas.
Los residuos son los restos de la utilización de un producto fitosanitario, incluidos sus metabolitos y los productos resultantes de su degradación o reacción.
La Unión Europea (UE) regula el uso de fitosanitarios mediante la evaluación de la toxicidad de las sustancias activas que contienen. En base a esta evaluación se establece un límite máximo de residuos (LMR), que es la concentración máxima legal permitida de residuos de plaguicidas (expresada en mg/kg) en alimentos y piensos. El informe anual de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) muestra un elevado nivel de cumplimiento de los niveles de residuos de fitosanitarios en los productos alimenticios comercializados en la UE.