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Mapa de Peligros Alimentarios

Bifenilos policlorados (PCB)

Los bifenilos policlorados (PCB) son moléculas orgánicas sintéticas que han sido utilizadas en numerosas aplicaciones industriales y comerciales, y clasificadas dentro del grupo de contaminantes orgánicos persistentes (COP). Por su estabilidad y propiedades lipófilas, se bioacumulan y biomagnifican cuando entran en la cadena trófica, siendo la vía alimentaria la principal fuente de exposición de la población, representando hasta un 90%. Los PCBs se pueden clasificar en dos categorías en función de sus propiedades toxicológicas: 12 PCB que presentan propiedades toxicológicas parecidas a las de las dioxinas y que se conocen con el nombre de “PCB similares a las dioxinas” (DL-PCB), y los otros PCB, denominados “PCB no similares a las dioxinas” (NDL-PCB) que presentan una toxicidad menor.

El año 2013, la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) clasificó los PCBs como carcinógenos para los humanos (grupo 1).

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) estableció, en el año 2018, una ingesta semanal tolerable (IST) de 2 pg/kg peso corporal/semana para dioxinas y PCBs similares a las dioxinas, reduciendo la recomendación anterior de 14 pg/kg peso corporal/semana emitida el año 2001 por el Comité Científico de la Alimentación de la Comisión Europea.

Los efectos tóxicos de los PCBs se pueden producir por exposiciones tanto agudas como crónicas. La exposición breve a altas concentraciones de esta contaminante causa lesiones cutáneas (como cloracné y aparición de manchas) y alteraciones funcionales hepáticas. La exposición crónica causa alteraciones del sistema inmunitario, del sistema nervioso y de las funciones reproductoras debido a la capacidad de los PCBs de actuar como disruptores endocrinos, a la vez que inducen la carcinogenicidad4. Los fetos y los recién nacidos tienen una mayor sensibilidad a la exposición por PCBs, ya que afectan a su desarrollo.

Existe una mayor sensibilidad a la exposición a estos productos en los fetos y los neonatos puesto que pueden provocar alteraciones del desarrollo fetal y variaciones en la ratio de nacimientos niños/niñas, que sumado a su capacidad disruptora endocrina hace que estos grupos sean especialmente vulnerables 1, 7.

Los PCBs son moléculas estables y resistentes que encontramos en el medio debido a la actividad humana y que se incorporan a la cadena alimenticia. Debido a sus propiedades lipófilas y a los procesos metabólicos, estos contaminantes tienden a acumularse en los tejidos adiposos y en el hígado3. Los alimentos que contienen una concentración más alta de PCBs son el pescado, especialmente los pescados azules, y sus productos. También se detectan en alimentos ricos en grasa, como la leche y los huevos.

La ingesta estimada de PCBs, de acuerdo con los datos de los estudios de dieta total en Cataluña, muestra una tendencia decreciente desde el año 2000. Los datos de los programas de vigilancia y control en Cataluña con respecto al contenido conjunto de dioxinas, furanos y PCBs similares a las dioxinas durante el año 2021 indican un elevado cumplimiento de los niveles establecidos legalmente.

Según los datos del Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (RASFF), entre 2020 y 2024, se han comunicado cuatro alertas para PCBs, y los principales alimentos implicados han sido los piensos para animales y la carne de pollo.

Con respecto al grupo de PCBs similares a las dioxinas, los alimentos que presentan concentraciones más elevadas corresponden a los productos animales, como es el caso del pescado y de los productos de la pesca, la carne y los productos cárnicos, la leche y los derivados lácteos y los huevos3. La contribución mayoritaria a la ingesta se debe también al consumo de pescado, que representa para estos contaminantes el 74% de la ingesta, seguida de los lácteos, carnes y derivados, cereales, aceites y grasas.

Al tratarse de un contaminante orgánico persistente (COP), evitar la presencia de este contaminante en los alimentos resulta una tarea complicada y debe basarse en metodologías preventivas. La FAO/OMS emitió el año 2006 un código de prácticas para la prevención y reducción de dioxinas y PCBs en alimentos y piensos, donde recomienda identificar las posibles fuentes de contaminación (cómo es el caso de las emisiones industriales), el uso de buenas prácticas agrícolas y el control de los piensos, asegurando que se cumplen los límites máximos establecidos. Cuando los contenidos de estos contaminantes superen los umbrales especificados para la intervención, los estados miembros, en cooperación con los operadores, deben iniciar investigaciones para determinar la fuente de contaminación y deben adoptar medidas para reducirla o eliminarla.

Los consumidores pueden rebajar la exposición dietética a los PCBs mediante la separación de la grasa y el hígado de los pescados.